Los gustos cambian
Para
el motorizado Edwin
A pesar de que doña Teresa lo intentó a Edwin el café no le gusta, nunca lo tomó de niño, no lo tomaba nunca, hasta ayer. Ayer frente al Ministerio Público fue el promotor de una olla enorme de café. Ahí las armas de la resistencia: palos para el fuego, piedras para el fogón. Un café que regularmente tardaría una media hora casi le llevó a Edwin y su compañía, Cristian, Marta, Luis, y unos compas que soplaban con ahínco, más de dos horas, corrían el peligro de que la gente se fuera y entonces sí, imaginate que nos quedemos con esa ollota de café, no papa, soplale a esa papada.
Tan larga la espera y sin café,
imposible decidimos todas, no podemos continuar así, pero fue Edwin muy convencido y conmovido el
que decidió hacerlo, ahí en pleno estacionamiento, pese a que se le sugirió
otro lugar, No, dijo, ahí está bien, para que nos vean desde adentro, además
todo esto es de nosotros. Como lo aseguró Susan, experta en teatro; la teatralidad
no puede faltar donde está la gente.
Teatro y café, que maravillosa
combinación mezclada con solidaridad porque
los compas tan de lejos y sin café, decían los capitalinos; Con malicia, que lindo se ve ese fueguito, lástima tan
chiquito y tan afuera del Ministerio. Con ternura, mirá vos al Edwin, quien lo mira en su Yamaha y haciendo café para su
pueblo, jodido aquí se cagan los golpistas. Los sabores de nuestra
resistencia que no sólo sabe a lágrimas y rabias, y que esto no se nos olvide
cuando no encontramos el cómo y el por dónde seguir, o cuando de plano no
sabemos. La respuesta está siempre enfrente con el hacer y el emocionar,
juntos.
Ardió el fuego, la olla de Óscar
se fue oscureciendo más y más para preocupación del que tenía que lavarla y
devolverla. Se deliberó sobre cuando poner el café y cuánto además. Se discutió
mucho sobre estos temas importantes, que
si sale muy fuerte, que si aguado, que no se hierve, que sí. Es que pusieron
mucha agua, No vos, está bueno. La mayoría mientras aguardábamos a la
comisión que tuvo la elegancia de reunirse con el mentiroso del fiscal mayor,
hacíamos bromas y lo esperábamos con ansias, desde la sombra. ¿Y cómo es que lo
van a mover? Y apareció el palo, bien limpio, dicen, a saber… Luis lo batía
como si fuera un caldo. Algo de aquelarre diurno tenía aquel círculo de mujeres
y hombres insurrectos ante un edificio con cara de morgue, y con empleados que
tenían este mismo bronceado, de morgue.
No se podía evitar ver la columna
de humo que ascendía por el edificio del MP, se veía de lejos, huy…ya para que
queremos lacrimógenas dijo un viejito bien bravo, estos bárbaros le pusieron
leños verdes. Una señora propuso que para evitar el humo le metiéramos al fuego
los secos garrotes de los chepos, alguien corrigió, mejor a los chepos, pero no
llegamos hasta ahí. Una compa garífuna dijo, puta, que hombres tan mandrios, no
saben hacer ni un poco de café, hace horas que están en eso y se reían
aliviadas del trabajo doméstico, y yo más las puyaba, ¿qué tal que tuvieran que
hacer un mondongo aquí? y nos dolía la panza de reírnos, pero reconocíamos el
acto como un gesto masculino de amor para todos y todas. Yo creo que nadie va a
tomar, mmh ya vas a ver cuando esté. Todo el día estuvimos bajo el sol de tegus
sin tomar café, compañera, me siento como enferma, me duele la cabeza decía una
compa de Opalaca.
Faltaron tazas y sobraron manos que recibían el ardiente y delicioso café de
la resistencia indígena, popular y garífuna en Las Lomas de Tegus, donde viven
los fufurufos.
Qué gente tan terca, dijo un
hombre adentro, ponerse a hacer café..será que se van a quedar aquí.. mirá..
ahí van a dejar ese sucio…
Qué lástima tener que dejar esos
leñitos dijo una compañera..están buenos.
Ardían todavía, la basura para
los pencos del MP, los leñitos para la compa. Ahí se quedaron echando humo
todavía, de recuerdo. La real basura de los platos y las bolsas se recogieron. Qué
buena idea, en vez de plantones clásicos hacer unas buenas cafeteadas en estos
lugares, mejor con semitas, o polvorones, tustacas, rosquillas o de perdida pan
de la trucha.
El MP nunca estuvo tan limpio y
tan decente como ayer con ese café de Edwin, a quién yo vi con mis propios ojos
tomarlo y encontrarle gusto.
Melissa Cardoza
6 de junio del 2012, La Esperanza luminosa,
Honduras.