La Esperanza, 8 de noviembre del 2011


Amigas, compañeros, todas y todos:
Son meses que andamos reparando una casa de adobe que se mojaba más por dentro que por fuera, robando tiempo al tiempo, soñando despiertas y haciendo todo lo que hemos podido para tener  el espacio que ya tenemos. El Malayerba, un espacio físico, existencial, político y virtual  en el barrio La Gruta de La Esperanza, Intibucá, Honduras.
Tenemos muebles de madera que huelen tan bien que una quiere quedarse sentada  ahí solo por eso. Tenemos un rosal con dos rosas rosas y unas matitas recién plantadas de romero, salvia y hierbabuena.  A Emanuel, Cristian, y Gaspar que con nosotras limpian, jalan chunches, arreglan y leen libros. Tenemos la mirada curiosa de la gente que pasa y la algarabía de niñas y niños que han visto que hay cosas para jugar.
Tenemos muchos planes por hacer y haciéndose.  Talleres, aprendizajes, pizzas, lecturas, biblioteca, conversaciones con cafés, amores que se empiezan a mecerse en las ventanas frías del Mala, como le decimos.
Necesitamos apoyos, muchos y buenos, bien intencionados sobre todo, nada que nos  parecido a la basura pura y dura. Necesitamos materiales para trabajar en cosas manuales: papel que podamos reciclar, cartones, cartulinas, muchos colores, pinceles, pinturas, herramientas para trabajos varios, ropa y elementos de teatro, de danza, instrumentos musicales, libros buenos y en buen estado, dinero para pagar de todo, necesitamos que ustedes que saben mucho vengan a compartir lo que saben y que no nos cobren porque no tenemos dinero para pagarles.
Tenemos donde dormir, buen café, y comida compartida en nuestras casas, casas pequeñas y llenas de amor, de lágrimas a veces,  y más sueños. Tenemos muchas ideas y deseos de seguir construyendo esta resistencia activa, creativa, digna y amorosa  que no entra ni a la fuerza donde se le quiera normar o poner bajo obediencia bajo argumento o chantaje alguno. La municipalidad de un pueblo de allá de Italia nos financió la compra de un equipo de computadoras, impresoras, un proyector para ver películas, compras de material básico de oficina, unas guitarras, unos tambores, mesas y equipo de cocina como para hacer comida y café.  Nosotras ponemos la renta de la casa, el trabajo nuestro, las reparaciones del lugar y todo lo demás lo haremos todas y todos hasta que nos den los cuerpos y las ganas.  
Pues eso, les esperamos aquí en La Esperanza, sitio de este país desde donde elevamos papalotes, barriletes, cometas para que nuestra fuerza remonte la muerte violenta que no es nuestro destino,  y toque el cielo libre y luminoso para que vuelvan a la tierra con su regalo de luz y espacio infinitos entre nuestras manos.
Desde este noviembre
Albita y  Melissa